Los agujeros negros son uno de los objetos más misteriosos del Universo, una región del espacio con un campo gravitatorio tan poderoso que ni siquiera la luz puede escapar de ellos. Si el mismo Stephen Hawking, el astrofísico que más ha contribuido a explicar el fenómeno, puso en duda su existencia (al menos en términos clásicos) hace unos meses, ahora lo hacen las matemáticas.